jueves, 9 de junio de 2011

Origen del Colectivo


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Su    Su origen en la ciudad de Buenos Aires se remonta a 1928, en que un grupo de taxistas decidieron realizar un recorrido fijo anunciándolo con un cartel en su parte delantera y permitiendo subir a más de un pasajero.
Este invento argentino llegó a Uruguay, Paraguay, Brasil y, lentamente, a otras ciudades del mundo.


·        No se sabe a quién se le ocurrió la idea del "taxi colectivo", probablemente surgió entre todos. El hecho es que el 24 de septiembre de 1928 en en el Café La Montaña, de Carrasco y Rivadavia , comenzaron a ofrecer a los gritos un viaje hasta Caballito por 20 centavos (la quinta parte de lo que hubiera costado en taxi), o a Flores por sólo 10.

Desde su nacimiento afrontó inconvenientes de todo tipo: ofensivas de los tranvías que lo acusaban de competencia desleal, impuestos especiales y hasta expropiaciones. Pero no se puede negar que el invento ganó la batalla y se popularizó.

Los auto-colectivos llevaban hasta 5 pasajeros y no cobraban boleto al subir: recién cuando llegaban a destino los pasajeros pagaban el viaje. Al principio, temerosos de sufrir multas o secuestros de vehículos, escribían con tiza en la carrocería las terminales del recorrido. Luego un tablero de madera sobre el parabrisas anunciaba el recorrido y el mismo taxista era el que elegía el número de línea.

Cuando los coches comenzaron a resultar insuficientes en tamaño comenzaron a circular los Doplex: chasis de camiones carrozados que podían llevar 10 pasajeros sentados y 10 parados. A diferencia de los ómnibus que tenían una puerta trasera para ascender y descender y otra delantera sólo para el descenso, los colectivos sólo tenían una puerta delantera, del lado de la vereda.

A fines de 1932 la Municipalidad se decidió a reglamentar el servicio y habilitó las líneas, numerándolas del 1 al 69 fijando como medidas máximas 5,30 m de largo, 2 m de ancho y 2,50 de alto con 10 asientos como máximo (contra los 17 a 36 que tenían los ómnibus).

En julio de 1934 se implementó el uso de "taxímetros" en los colectivos. Eran enormes, constaban de diez "banderitas", coincidentes con la capacidad de asientos del vehículo. Cuando el pasajero subía, el conductor bajaba la banderita, y el aparato emitía un boleto para el de 10 centavos que para los primeros 4.000 metros de recorrido. Por cada nuevo tramo de la misma longitud emitía para ese pasajero un nuevo boleto, de manera que cuando el pasajero descendía se podía saber cuanto debía pagar, de acuerdo al número de boletos emitidos.

La segunda guerra mundial imposibilitó la adquisición de material rodante y así la corporación tuvo que reducir drásticamente los servicios. Al entrar en 1941 los Estados Unidos en esta guerra, los repuestos y automotores, que eran mayoritariamente de ese país, comenzaron a escasear, al igual que el combustible y los neumáticos. Una manera de solucionar la falta de estos últimos, fue que aquellos que circulaban por la Avenida Rivadavia comenzaron a hacerlo sobre las vías del tranvía, y otros rellenaban con pasto las cubiertas. También aparecieron aquellos que eran impulsados por carbón o leña.

En 1954 aparecieron los primeros colectivos Mercedes-Benz, marca que de hecho se convertiría en la única de de colectivos.

En 1966 comienzan a aparecer los colectivos con puerta trasera, por la cual se debía descender, aunque en sus primeros años los pasajeros solían hacerlo por cualquiera de las dos puertas, pero lógicamente sólo ascendían por la delantera, para que el chofer les pudiese cobrar el boleto.
·        En 1994 se decreta la eliminación del expendio manual de boletos, obligándose a hacerlo mediante máquinas que proveen el boleto al introducir las monedas que pagan el costo del pasaje.

·        El 1 de febrero de 2008 comenzó a funcionar en la línea 132 (que une el barrio de Retiro con el Cementerio de Flores) el primer colectivo articulado, es decir, un colectivo de dos secciones unidas por el medio por un fuelle que le permite doblar. El vehículo costó U$S 250.000 y mide 18 metros de largo contra los 10 a 12 metros que miden los usuales.

·        Actualmente, cada línea tiene un número y las unidades de una misma línea están identificadas por uno o hasta tres colores. El ascenso se realiza por la puerta delantera y el descenso por la trasera o por la puerta central. Para solicitar el descenso al conductor se debe tocar un timbre que se encuentra cercano a la puerta con antelación a la parada de destino.

El pasaje en los viajes urbanos se paga dentro del colectivo y puede hacerse con monedas, en una máquina al efecto o, en algunas líneas, con una tarjeta magnética prepaga llamada "SUBE" que también sirve para algunas líneas ferrovia

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