jueves, 9 de junio de 2011

Relato Quijotesco



SUEÑO Y LOCURA


En un edificio de la calle Rosings, habitaba una mujer bastante excéntrica, soltera que rozaba los  40 años, llamada Carlota. Esta tenía una figura longilínea, ojos profundos en forma de nuez, y un pelo ensortijado de color cobrizo. Vivía en uno de los más modernos edificios de la ciudad, aunque ella fuese amante de las cosas antiguas, por lo que al traspasar el umbral de su puerta, se podía observar una gran variedad de muebles torneados, armarios antiquísimos y arañas lujosísimas.  Lo más llamativo era su sala de estar, repleta de libros; mas en ella sólo había novelas románticas de época, que contaban historias acerca de caballeros gentiles, gallardos e inteligentes, que buscaban incesantemente alguna muchacha con quien casarse y entregarle su amor para toda la vida. 

 Carlota tenía una vida monótona y solitaria, por lo que se resguardaba en su sala de estar a disfrutar e introducirse en el mundo de la lectura.  Su mayor tesoro era una típica novela romántica, “Orgullo y Prejuicio”, en la cual el personaje central masculino despertaba en ella sus máximos deseos, anhelos y fantasías de conseguir alguien así. El Señor Darcy era un apuesto, rico y tímido caballero, que a menudo parecía arrogante y orgulloso a los extraños, pero bajo su coraza era una persona muy amable y honrada, con  un corazón sincero y leal,  y un accionar intachable.

Un día cansada  e infeliz de su vida, decidió salir en busca de su señor Darcy para cambiar radicalmente sus días, pero antes de conocerlo tenía que arreglarse para que éste la reconociera y   cayera instantáneamente a sus pies. Pasó el día frente al espejo eligiendo su atuendo, luego de largas horas salió a la calle con una larga falda con un miriñaque adornado con un exquisito encaje, un corsé para acentuar su cintura  con unas mangas abuchonadas de seda natural, un complejo peinado con peinetón y un collar de perlas... 

Al salir del edificio, el portero mirándola incrédulo, le preguntó maliciosamente a qué fiesta de disfraces se dirigía, pero al ver la expresión de desconcierto y bochorno de la señora, entendió que la mujer no estaba tan cuerda como él pensaba. Se sintió muy arrepentido y  avergonzado por lo sucedido, por lo que se ofreció como acompañante y chofer en la búsqueda del caballero en su mateo, que utilizaba los fines de semana para pasear a los extranjeros para ganar unos pesos.  Ante esta oferta, Carlota se sintió muy complacida, por lo que aceptó el trato, pero le insinuó que cambiara su vestimenta por otra más acorde.

Recién al anochecer estaba saliendo Carlota acompañado de Roco Puertas, un simple hombre de unos 45 años, de baja estatura y cejas tupidas. El mateo era un carruaje abierto con capota de madera, conducido por dos magníficos caballos de color azabache.                        
  El recorrido de la travesía comenzó según las pretensiones de Carlota. Estaba convencida de que su caballero encantador estaba escondido en alguno de los palacetes antiguos de la ciudad, por lo que emprendería una pesquisa ardua e intensa.

 La intuición la llevó hacia aquel palacio que se encontraba en plena ciudad, donde ella de niña jugaba en su jardín externo. Cuando estaban próximos a llegar, Roco  se dio cuenta que el palacio que ella nombraba era el Palacio Pizzurno, y en ese momento empezó a inquietarse debido a que aquel palacio no era un simple museo o un hotel, sino que pertenecía al Gobierno Nacional, por lo que intentar entrar fraudulentamente les podía acarrear serios problemas.    
   
Roco  bajó muy rápidamente del carro  y le insinuó que esperase dentro, hasta que el organizara su entrada al Palacio. En el umbral de la puerta, se encontraba un soldado con su uniforme impecable azul, Roco  se dirigió a él mediante unas palabras persuasivas de compasión hacia la mujer, y luego avisó a Carlota para que bajara. Esta se acercó directamente hacia el soldado, y le explicó las razones por las que debía ingresar al palacio. El soldado le comentó que allí los caballeros no le darían importancia a una mujer que no fuese de la nobleza, por lo que necesitaba ser nombrada Lady o Duquesa. Tras meditar unos instantes decidió que sería algo con mucha clase e innovador que fuese nombrada Lady, en los hermosos jardines del palacio Pizzurno, por lo tanto pidió al soldado que le otorgara un título de nobleza, así podría ser parte de las ceremonias futuras de este palacio, y a las del cualquier otro.

 Gracias a miradas complacientes y suplicantes de Roco, el soldado accedió a improvisar un acto de investidura. El gran suceso se llevó a cabo en el jardín del palacio, y en reemplazo de espada utilizó una rama de un rosal con espinas punzantes… Al finalizar el acto, Carlota pasó a ser Lady Charlotte de Rosings, al escuchar esto que sonó tan lindo, corrió a toda velocidad infiltrándose en  el interior del Palacio…

 Charlotte se dirigió a toda prisa hacia el gran salón dorado, donde transcurrían  en siglos anteriores los bailes para presentarse en sociedad, actualmente en este salón había una presentación  sobre proyectos innovadores en los planes de educación, estaban todos con unos artilugios extraños del tamaño de un cuaderno, pero con luces y botones. Al ver  estos artefactos y al escuchar sonidos insólitos, se sintió desorientada, turbada, por lo que huyó del salón y comenzó a vagar por el Palacete.

Se encontró con una hermosa puerta de roble con una insignia que declaraba que era la Biblioteca Nacional de Maestros. Al ingresar, encontró muchas bibliotecas, estanterías, mesas torneadas, pero una visión obnubiló sus sentidos, un personaje con una armadura reluciente se encontraba junto a la vitrina de  obras maestras.             

   Se arregló su peinado, tomó fuerzas y se presentó ante aquel caballero de hermoso porte, pero el mismo no emitió palabra alguna. Ella estaba anonadada, lo creía perfecto, ya que concordaba hasta en la timidez  con su Sr.Darcy. En medio de este embelesamiento que empezaba a nacer en ella, ingresó la policía de un portazo, obligándola a salir del recinto, Lady Charlotte se resistió fervorosamente, pero todo esfuerzo fue en vano…   

2 comentarios:

  1. Hermosa historia!!! Y muy bien escrita!!! Pero te falta la foto de princesa...

    ResponderEliminar
  2. sublime, magno, relumbrante, esbelto, bazinga!

    Nota: 10 Mendozas Academicas

    ResponderEliminar